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La Federación Española del Vino (FEV) ha celebrado su asamblea general anual, presidida por Félix Solís Yáñez, con las intervenciones de Pau Roca (secretario general de este organismo), Rafael del Rey (director general de Observatorio Español del Mercado del Vino) y José Ramón Fernández (secretario general del Comité Vinos en Bruselas), y clausurada por Miguel Arias Cañete, Ministro de Agricultura.

La presentación del informe «Situación y Perspectivas de los Mercados del Vino», elaborado por el OEMV, se refirió a la extraordinaria evolución de las exportaciones españolas de vino en los últimos años, que alcanzó en 2011 un punto algido (22,3 M hl y 2.241 M€), llegando a duplicar las ventas en el mercado nacional, que siguen en descenso. Dentro de este último, el canal de alimentación se está comportando «menos mal» que el de hostelería, cuya caída es más preocupante. El mismo estudio señala que la producción mundial de vino ronda los 265,7 M hl, con un consumo de 242 M hl y una cifra de comercio exterior de 103,5 M hl. En líneas generales, está creciendo el consumo de los paises no productores y descendiendo el de los tradicionales elaboradores de vino.

La Reforma de la PAC y la polémica cuestión de los derechos de plantación de viñedo fueron las cuestiones que se abordaron más profusamente. La posición de la FEV a este respecto es clara: la OCM del vino prevé que en 2015 termine la prohibición de nuevas plantaciones de viñedo (con opción de extenderla en algunos estados miembros hasta 2018) y el organismo español, junto con el Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV), entiende que no debe prorrogarse. La prohibición de nuevas plantaciones «nunca fue una medida de intervención eficaz en el pasado ni una garantía de rentas a los viticultores» y por tanto «mantener la prohibición es una anomalía».

Además, según la FEV, al concluirse esta prohibición «se reconoce un derecho de crecimiento de un sector que ha optado por una OCM orientada al mercado» y se permite a los operadores del sector del vino competir en más igualdad de condiciones respecto a los productores no europeos. En este sentido, insiste en que «los vinos europeos tienen que competir no sólo en segmentos de alta gama, donde se justificaría la gestión de contingentes mediante derechos de plantación, sino también en los segmentos premium, varietales y de entrada de gama con los vinos de países terceros». No obstante, la FEV se posiciona como «firme partidiario de reconocer un sistema de derechos de plantación en aquellas regiones de producción y DO cuyo éxito pueda ponerse en peligro sin un sistema contingentado de producción».