fbpx

Apertura del mercado, mejora de las exportaciones, Organismos Modificados Genéticamente, carnes cloradas, desprotección de las indicaciones geográficas, secretismo de las negociaciones, y otros muchos conceptos más, son los que acompañan a uno de los acuerdos bilaterales más conflictivos en los últimos años; el denominado Acuerdo comercial y de inversiones entre la UE y EEUU, o comúnmente conocido como TTIP. (Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión)

Hace algo más de una semana, la organización Greenpeace ha filtrado lo que se supone que son piezas clave en la negociación TTIP. Básicamente, uno de los aspectos más delicados que expone la organización, es que el nuevo acuerdo, abrirá las puertas al mercado europeo de alimentos transgénicos procedentes de EEUU. Hay que recordar que la UE ha sido desde siempre muy tajante en este aspecto, desarrollando una legislación muy estricta, y restringiendo de forma implacable la comercialización de alimentos OMG, en base a los informes de la EFSA (la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria). La otra cara de la moneda es EEUU, cuya Farm Bill, o política agraria estadounidense, permite la utilización de transgénicos de forma habitual.

 ¿Beneficios que hay en el acuerdo? Las asociaciones de consumidores europeas por supuesto que no están de acuerdo, pero, ¿y los ganaderos españoles?… uno de los problemas más importantes de la ganadería española es que debido al clima mediterráneo y la escasez de precipitaciones, España deba importar la mayor parte de la materia prima para alimentar nuestro ganado. Por ello algunas organizaciones como el COPA-COGECA, sostienen que entrar en el mercado americano, permitirá al agricultor, comprar más alimento; OMG, si, pero más barato también, y por supuesto más competitividad.

También está en el punto de mira, los aspectos relativos a la industria cárnica americana. En EEUU se permiten ciertos tratamientos desinfectantes contra agentes patógenos en la carne, tales como productos clorados o lejía. En la UE por ejemplo, esta práctica es impensable, ya que está totalmente prohibida. Las organizaciones de consumidores, y el Defensor del Pueblo, por supuesto que no aprueban estas prácticas en la industria cárnica.

No hay que olvidar otro problema que afecta al ámbito alimentario, la protección de las Indicaciones Geográficas. Todas las DOP, IGP y ETG en el espacio europeo, se encuentran protegidas en nuestro mercado único, sin embargo, fuera de nuestras fronteras, y concretamente en EEUU, estas figuras de calidad son consideras allí como marcas genéricas. Esto quiere decir, que podríamos encontrar en el mercado americano, por ejemplo, un lechazo de Castilla y León, Jamón de Jabugo, Judía del Barco de Ávila, un Jerez de California, o un Oporto de Oregón. El debate está servido….

Por otra parte, la Comisión, por estos y más motivos, al parecer se encuentra dividida: por un lado, Alemania es quien más defiende el acuerdo TTIP, sin embargo, países con grandes intereses en cuanto a Indicaciones Geográficas se refiere, como Francia e Italia, se oponen rotundamente.

No hay que olvidar que este acuerdo, abre por supuesto las puertas a la exportación, reduciendo las barreras no arancelarias del comercio de bienes y servicios, además eliminando ciertas trabas al comercio que tienen nuestros exportadores europeos en el ámbito agroalimentario, como vinos, carnes, aceites, frutas, hortalizas, etc. Sin embargo, todo tiene un precio, y queda por tanto que la comisión europea ponga en la balanza las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades para poder adoptar la solución más adecuada para la Unión Europea.