El cultivo del judión en La Granja data del siglo XVIII, cuando la reina Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V y muy aficionada a los faisanes, trajo estas legumbres desde América del Sur (Uruguay) para el alimento de estas aves. La semilla de este producto ha experimentado diferentes mejoras y transformaciones hasta el actual fruto para el consumo humano.
Las cualidades propias del judión de La Granja se deben tanto a su composición como al suelo y al clima de la zona, que influyen de forma directa en la calidad del producto. Se trata de las semillas de tamaño más grande en su categoría de consumo y con la relación longitud/anchura más baja, por lo que posee una peculiar forma entre oval y rectangular bastante aplastada. Además, cuenta con una gran capacidad para la absorción de agua lo que supone una mayor facilidad de cocción y una excelente presencia, uniformidad y palatabilidad una vez cocinadas.
Esta calidad diferenciada y su relación con el territorio hacen a los judiones de La Granja merecedores de una Marca de Garantía que se concedió en enero de 2014.
CCL es la entidad de certificación externa encargada de verificar el Reglamento del Judión de la Granja.